8 emociones culpables de enflaquecer nuestra cartera
¡Bien dicen que nunca tomes decisiones ni muy feliz, ni molesto, ni con hambre!
Para bien o para mal, es un hecho que las compras están altamente ligadas a las emociones. El llevar un día a día tan ocupado y de decisiones instantáneas nos puede quitar la prioridad de gastar menos, por recurrir a la inmediatez y muchas veces, por resolver una emoción con una compra. Pero no te preocupes, te ayudamos a observarlas y si las estás sintiendo, ¡aguas!, probablemente tu compra sea EVITABLE.
1. Aburrimiento
¡Ay, las compras en línea! Si nomás estás picándote un ojo en tu casa o en tu trabajo Godín, este es un gran momento para caer en el aburrimiento, tan fácil como comenzar dar clic y recibirlo al siguiente día en tu casa. Este sentimiento nos termina saliendo mucho más caro de lo que nos podríamos imaginar.
2. Deseo
¿Cuántas veces has pensado justo antes de gastar en algo completamente innecesario “me lo merezco”? Esos “caprichitos” o “pseudo-apapachos” que pagamos porque, “para eso trabajo”, no hacen más que convertirse en una fuga de dinero para nuestra cartera. Si sigues usando la justificación “me lo merezco”, vas a seguir comprando todo lo que se te atraviese. El “me lo merezco” te llevará a vivir solo en el momento y a nunca tener dinero para cosas importantes, ni para tu futuro. Te invito a que te preguntes si te mereces vivir pobre toda la vida.
3. Tristeza
¿Te cortaron? ¿Tuviste un mal día? Nada te va a hacer mejor que salir de compras… ¿O no? Muchas veces, cuando nos sentimos tristes, buscamos llenar los vacíos emocionales gastando, por querer sentirnos “tantito mejor”. ¡Cuidado! porque el día que te lleguen las cuentas, nada más van a contribuir a tus penas. Mejor evita ir de compras, enfrenta tus sentimientos y resuélvelos desde adentro.
4. Felicidad
Ir a celebrar una buena noticia, y… ¡yo invito esta ronda! ¿Te suena familiar? El sentirse sumamente feliz nos hace dejarnos llevar, por lo que hacemos gastos completamente emocionales. El buscar felicidad en el consumo, nos lleva a salirnos de nuestros presupuestos, por lo que lo ideal es poner un límite de gasto para festejar esa felicidad, y no pasarse de ahí.
5. Miedo
Una de las estrategias más efectivas de mercadotecnia es agregar al anuncio ¡Últimos 3 disponibles! El miedo a la escasez nos hace apurarnos a hacer una compra, sin pensar si en realidad lo necesitamos.
Otro ejemplo de este tipo de compra es cuando se difunde el miedo de una enfermedad (cof, cof, coronavirus), algún desastre natural, o cualquier evento que nos ponga los pelos de punta. Lo primero que hacemos es ir a comprar todo el super, por si acaso.
6. Enfado o estrés
Al igual que cuando estamos muy felices, que a todo le decimos que sí, cuando nos sentimos enfadados o estresados, decimos que sí por quitarnos de encima el tener que decidir. Por ejemplo, si llevas todo el día caminando en la plaza con tu familia, y es hora de comer, decides sentarte en el primer restaurante que se te cruza, para que llegue la solución rápida y deshacerse del problema… ¿El colmo? Ni estaba tan rico y te salió carísimo. Mejor date tres respiros para reflexionar si es la mejor decisión, tanto para el estómago como para tu cartera.
7. Pérdida de oportunidad
Cuando la ocasión es única, sentimos que hay que aprovecharla, porque solo se vive una vez ¿cierto? Por ejemplo, estás de vacaciones en un lugar que no crees regresar en mucho tiempo, por lo que se justifica el disfrutarlo al máximo, gastando al máximo. El sentir que estamos perdiendo una oportunidad al no gastar, es muy común en los gastos emocionales.
Otro ejemplo, es cuando vemos unos zapatos en súper oferta y si compras uno el segundo te sale gratis, pero ¿en verdad necesitabas dos pares?
8. Amor
¡Ay, el amor! Demostrar cariño es una de las principales causas de que nuestro dinero vuele “sin remordimiento”. Piensa cuánto gastas en el día de las madres, en los regalos navideños, en celebraciones de familiares o amigos, dando limosnas, y ofreciendo propinas… ¡Y ni hablemos de los “detalles” para la pareja!
No se necesita gastar muchísimo dinero para demostrar amor, nos lo han hecho creer por la tendencia consumista, pero hay otras formas, como pasar tiempo de calidad con tus seres queridos o hacer festejos caseros. ¡Sí se puede!
Tomar conciencia de estas emociones te ayudará a evitar las compras emocionales. Recuerda que, si quieres evitar este tipo de compras y gastar menos, antes de pagar reflexiona ¿lo necesito? ¿lo tenía planeado? o ¿es una compra emocional?
Ahí esta tu respuesta para evitar caer en el error y arrepentirte de haber llenado ese vacío emocional con compras, suena ilógico, pero pasa más seguido de lo que nos gustaría aceptar.