¿Empresario, empleado, autoempleado o inversionista?
Las finanzas personales se viven todos los días en el trabajo cuando pasas al Oxxo (¡cafecito mañanero ven a mí!), cuando pides un aumento o cuando te das cuenta que no has logrado construir nada y estás buscando hacerte de un patrimonio, (no cuenta si lo adquieres a fin de endeudarte).
En esta publicación hablaremos de cómo vives con tus finanzas, según tu posición en el cuadrante de flujo del dinero:
¿En qué categoría te encuentras?
1. Empleado (Godín, te estoy hablando a ti)
Es una persona que tiene un jefe, un horario, y un ingreso definido por su jefe (y los viernes de garnachas). Cuando eres Godín, vives las finanzas como un el reto de llegar a la siguiente quincena, por lo que las habilidades que debe desarrollar son administrar su salario y enfrentar el consumo.
La ventaja de encontrarte en este cuadrante es que conoces con certeza lo que vas a recibir y tienes tus límites bien claros (o eso se supone). La desventaja es que si te pasas de esos límites, no hay más, por lo que resulta indispensable llevar un control de gastos y administrar tus recursos de forma inteligente.
Administrar el salario
Un Godín vive las finanzas personales cuando se traslada al trabajo, cuando se compra el lunch o decide prepararlo desde casa, cuando se va comprar el antojo a media tarde. El Godín se enfrenta a la gran necesidad de tomar decisiones o acciones en el día a día para desarrollar la habilidad de ser organizado con sus gastos para que sean menores a sus ingresos.
Enfrentar el consumo
Un ejemplo es cuando pasa la compañera a pedir la tanda, o el producto por catálogo “a pagos”. El Godín deberá ser inteligente en su consumo, ya que el autocontrol es uno de los principales retos que enfrenta un Godín.
2. Empresario (dueño de media ciudad Peluche)
Un empresario es un generador de riqueza, y un empresario que no sabe administrar sus propios recursos, normalmente no es muy buen empresario que digamos… Las dos habilidades principales en las que se debe de volver experto son: analizar el costo de oportunidad y administrar sus recursos.
Analizar el costo de oportunidad
Imaginemos a una persona que tiene una empresa de tornos, y su cliente le pide que le surta una nueva línea de producto. Él se pondrá muy contento porque le están pidiendo más trabajo, pero después va a tener que tomar ciertas decisiones. Necesitaría comprar la máquina que surta ese producto e invertir en contratar a más personas y capacitar a su equipo.
Tendrá que analizar cuál es mayor beneficio: surtirle al cliente incluyendo el costo de inversión, o perder al cliente y no ganar esa oportunidad de trabajo. A este tipo de decisiones se les llama costo de oportunidad.
Este es uno de los errores más comunes que los seres humanos enfrentamos cuando tomamos una decisión de finanzas personales, porque nos cuesta trabajo perder algo. Muchas veces pasa que inclusive nos metemos en problemas a costa de no dejar ir la oportunidad de poseer un bien, una utilidad, o bien, adquirir un negocio.
No siempre el tomar todas las oportunidades será el mejor destino para un empresario, más bien, el tomar aquellas oportunidades que le maximicen sus utilidades, en función de disminuir la inversión.
Administrar de la mejor manera posible los ingresos de la empresa
El principal objetivo de un empresario es generar utilidades, y para eso tiene que operar su negocio, gastando menos de lo que ingresa a la empresa. Se escucha fácil, pero se enfrentará a muchas adversidades: el empleado que pide un aumento, el recibo de luz que salió más caro, el nuevo impuesto que sacó nuestro queridísimo gobierno, etcétera.
3. Autoempleado
Un autoempleado es una persona que no tiene jefe, ni horario (dentista, médico, abogado, contador, etcétera)… ¡Buenísimo! Pero tiene un pequeño problema: si no trabaja, no gana. Esta posición del cuadrante resulta delicada, pues se encuentra entre un asalariado y un empresario, ¿será el punto medio perfecto?
Podrías pensar que tendrás la seguridad del asalariado, y el potencial que tiene un empresario, pero (perdón por romper tus sueños e ilusiones), la realidad es que ni eres empresario, ya que si dejas de trabajar dejas de producir dinero y un empresario tiene un sistema, ni eres empleado, ya que si te enfermas dejas de percibir y un empleado tiene prestaciones.
El recurso principal de un autoempleado es su tiempo, pues lo intercambia por dinero (por ejemplo, una consulta médica). Las habilidades principales que debe desarrollar un autoempleado para llevar unas finanzas personales exitosas es vender su tiempo lo más caro posible e invertirlo en lo que le dé más ingresos.
Vender el tiempo lo más caro posible
Llega el momento en el que hay que decidir cuánto cuesta la consulta, asesoría, etc. Llegamos a un punto crucial…. ¿cuánto cobraré por mis servicios?
Para algunos profesionistas independientes se les hace difícil cobrar y se sienten culpables. Parecería ilógico, pero, es muy común encontrar remordimiento en el proceso de cobrar por su trabajo o cobrar más caro que los demás. Sin embargo, es fundamental poner el precio más alto que puedas, ya que de eso depende un gran porcentaje de tus ingresos. Podrás trabajar mucho y optimizar tu tiempo, pero si no lo vendes adecuadamente, tus ingresos nunca serán los que esperas.
Invertir el tiempo en lo que dé más ingresos
El autoempleado vive sus finanzas personales cuando decide cómo administrar su agenda del día, cuando selecciona las actividades a las que debe invertir más tiempo, y cuales con aquellas que definitivamente debería delegar. Es muy común en nuestros clientes autoempleados que una de las principales disyuntivas es contratar personal ya que incrementarán sus gastos del negocio. Hay que sopesar, por otro lado, que al no tener alguien que haga esas actividades cuanto tiempo valioso pierdes en actividades que no te hacen ganar dinero.
4. Inversionista
La característica principal del inversionista es que cuenta con el capital suficiente para apostarlo en las ideas de otros, es decir, se apalanca de su dinero, en un sistema que le permite tener tiempo e ingresos constantes (aunque variables) por el rendimiento que le regresa su inversión.
Es un estratega, que analiza dónde colocar su dinero, y al igual que el empresario tendrá que hacer un análisis de oportunidad, pero sin administrar los recursos. El inversionista no opera los negocios, solo pone dinero y su juego consiste en crecer su capital. En consecuencia, las habilidades principales que debe de tener son: buscar maximizar los rendimientos de su dinero, en el menor tiempo posible, reduciendo el riesgo al máximo.
Esto significa ser un especialista en maximizar las utilidades de las inversiones. El inversionista pone sus fichas o dinero en el lugar en donde gana más, en el menor tiempo posible, con el menor riesgo posible. Existen riesgos que podrían hacerle perder parte de su inversiones, como el apostar por un proyecto sin futuro o no investigar a fondo con especialistas sobre el tema.
Al identificar las oportunidades y retos que enfrenta el Godín, el empresario y el autoempleado, es importante saber que todos pueden ser inversionistas. El invertir es dar acercarse más a alcanzar la libertad financiera, con el objetivo de vivir de tus rentas sin la necesidad de trabajar.